
La comunidad sexo diversa local también migra buscando alejarse de la discriminación
Un estudio de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) que lleva por nombre: “Salir de casa para volver al closet”, puso en evidencia los atropellos de los que son víctimas los homosexuales venezolanos en Perú que, además del estigma diario que sufren por venir de ese país, también son discriminados por su orientación sexual.
La OIM, mediante su Matriz de Monitoreo del Desplazamiento (DTM) descubrió que a principios del 2020, cuando el COVID19 aún no se globalizaba, el 42,8% de venezolanos consultados reportó haber sido víctima de algún tipo discriminación, siendo la principal causa su nacionalidad, seguida del género. El 0.4%, además, mencionó haber sido discriminado por su orientación sexual.
Asimismo, uno de los datos más relevantes del estudio son las razones que esbozaron los participantes al momento de responder sobre los motivos por los cuales escogieron ese país y muchos de ellos dijeron que era para recibir medicamentos retrovirales para el VIH.
Explicaron que en Venezuela es difícil conseguirlos debido a la crisis generalizada que golpea directamente la entrega de esos fármacos que, además está centralizada y en manos del régimen de Nicolás Maduro.
De igual modo, que llegaron a esa nación suramericana ya que tenían algún familiar, pareja o ex pareja que los podía recibir.
El estudio resalta que la mayoría de estas personas tenía recursos limitados por ello el viaje se desarrolló por vías terrestres. Los menos afortunados se vieron forzados a caminar y atravesaron Colombia y Ecuador.
Al momento de cruzar la frontera, los puntos comunes fueron Cúcuta, Maicao y Arauca.
“En estos puntos, las personas comentaron sentir principalmente miedo por los abusos y el peligro que suponía salir de Venezuela. Para un significativo número de participantes, la salida de Venezuela fue la parte más difícil del viaje”, describe la investigación.
Es importante que señalar que la discriminación no nace con la llegada de los venezolanos. Cuando la migración apenas era notoria en el 2017, el 62,7% de sexo diversa reportó haber sido maltratada, y que el lugar más recurrente donde se sufrió la discriminación fue en espacios públicos, seguido del ámbito educativo y medios de transporte, según lo informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Restricciones para la salud
El que no tiene documento, no existe para el sistema y, si tiene una emergencia no será atendido a menos que pague.
“El estado jurídico de las personas migrantes y refugiadas es lo que usualmente determina su acceso a los servicios y programas sociales en un país. Sin embargo, para el acceso a salud en el Perú, la regularización a través de un Permiso Temporal de Permanencia (PTP) o un Carné de extranjería no garantiza el acceso a este servicio. El resto es invisible para el sistema”, descubrió la OIM.
“Lo primero que te preguntan es por tu carnet de PTP. Vas con un dolor y lo primero que hacen es preguntarte por tu carné. Me parece algo muy inhumano“, comentó una lesbiana de 31 años a quién la OIM le protegió su identidad.
En Perú, algunos profesionales de la salud también mostraron prejuicios hacia personas sexodiversas: “La doctora me pregunta: “¿De dónde eres tú?”, y yo le dije: “De Venezuela”. Me empezó a revisar y me dice: “Tienes que hacerte un examen de VIH porque tus compatriotas vienen para acá e infectar a los peruanos”. Me mandó hacer los exámenes, cuando pregunto por los precios de los exámenes no los pude pagar, así es que conseguí un remedio en internet”, comentó un joven gay de 20 años.
Otra barrera que es propia del país y que esta vez afectó a los venezolanos fue el acceso de salud mental, pues en Perú es casi imposible de recibir y para recién llegados o no regularizados, aún más.
“[De] todos los que hemos migrado, no me puede decir nadie que no hemos sufrido de depresión, porque todos hemos sufrido de depresión porque nuestra mente está acá; porque estamos trabajando, pero nuestros corazones quedan en Venezuela al momento de migrar”, relató un hombre homosexual de 27 años.
Durante la emergencia sanitaria la situación se hizo más compleja, a pesar de que el Estado autorizó a que los migrantes tuviera oportunidad de integrarse el Seguro Integral de Salud (SIS).
Imposibilidad para acceder al mercado laboral
“Sí. Pedí trabajo en una tienda y no me lo dieron porque me dijeron que era muy amanerado. Me sentí bastante mal, humillado como persona. No pensé que iba a encontrar ese tipo de discriminación”, fue el relato de un migrante homosexual venezolano de 29 años a la OIM.
Aunque señala que es un caso tan repetitivo; la homofobia también forma parte de la cultura del peruano. Tanto así, que, para evitar estos episodios, hasta los peruanos omiten hablar de su orientación sexual.
Una investigación realizada por Presente ONG, acerca de la experiencia laboral de las personas lesbianas, gays y bisexuales en Lima, concluyó que, en algunos caso, percibían que ser LGBTIQ+ había afectado el desarrollo de su línea de carrera por actitudes discriminatorias de sus jefes.
Discriminación sin diferencia de nacionalidad
Mientras unos llegan, otros se van y es así como homosexuales peruanos se abrieron paso fuera de su país para vivir una sexualidad plena libre de prejuicios.
En la investigación, realizada por la organización Más Igualdad y el despacho del congresista Alberto De Belaunde con el apoyo de la Embajada de Canadá en Perú, se entrevistaron a 761 personas, la mitad entre 26 y 35 años, y la gran mayoría con estudios universitarios completos (70%) y estudios de posgrado (40%).
“Mateo es brillante y hoy (en plena pandemia) podría ser un asesor del ministro de Salud, pero estos profesionales tienen derecho a ser felices y a tener un proyecto de vida que no esté en permanente riesgo”, afirma De Belaunde, del centrista y liberal Partido Morado.
Más del 80% manifestó que la ausencia de derechos LGTBQ en Perú fue un motivo de peso para emigrar a Europa (43%), Estados Unidos y Canadá (37%) y Suramérica (12%).